Los agricultores de Castilla-La Mancha ya no saben qué hacer. La plaga de conejos sigue expandiéndose a un ritmo que haría palidecer a cualquier película de ciencia ficción. Las zanahorias tiemblan, los cultivos sufren y los campos parecen más un capítulo de “Looney Tunes” que un paisaje agrícola.
Conejos 1 – Cultivos 0: El drama del agricultor rodeado de orejas peludas
La asociación agrarai ha pedido al Gobierno regional que declare la Emergencia Cinegética Temporal, que es básicamente una forma elegante de decir: «¡Paren esta locura, los conejos nos están ganando!».
Y es que estos pequeños roedores no han perdido el tiempo. En cuanto terminó la temporada de caza, salieron en tromba a reclamar su territorio, como si supieran perfectamente cuándo les dejan en paz. Ahora, los agricultores piden que se amplíe la zona de emergencia, porque el problema ya afecta a más de 308 municipios y sigue creciendo.
Una plaga que ni Bugs Bunny se habría imaginado
Los conejos han demostrado ser auténticos estrategas de la supervivencia. Excavan túneles más rápido que una empresa de construcción, devoran cultivos como si no hubiera un mañana y han logrado resistir todos los intentos de control. Ya solo falta que monten su propio sindicato y exijan derechos laborales.
Para empeorar la situación, no están solos. A la fiesta de la destrucción agrícola se ha unido la paloma torcaz, una especie que ha decidido que, si los conejos pueden hacer lo que les da la gana, ellos también pueden picotear lo que les plazca.
¿Cómo se lucha contra una horda de conejos insaciables?
Si la Junta de Castilla-La Mancha aprueba la nueva declaración de emergencia, los dueños de los terrenos afectados podrán aplicar medidas de control sin necesidad de pedir permiso. O lo que es lo mismo: caza libre para reducir la superpoblación de estos simpáticos pero destructivos inquilinos.
Pero claro, esto solo aplica a las zonas declaradas en crisis. Si tienes un campo fuera del “mapa del apocalipsis conejil”, entonces tendrás que pedir autorización previa para cualquier acción de control. Es decir, mientras en un pueblo los agricultores pueden defender sus cosechas sin restricciones, en el de al lado tendrán que negociar con la burocracia mientras los conejos organizan una rave en su huerto.
Conclusión: La lucha continúa (y los conejos siguen ganando)
Los agricultores han dejado claro que necesitan ayuda urgente, porque los conejos han pasado de ser adorables animalitos a jefes del campo. Si esto sigue así, en un par de años, Castilla-La Mancha pasará a llamarse «República Independiente de los Conejos».
Así que ya sabes: si ves a un agricultor llorando en su campo, no es por el precio del gasoil… es porque está rodeado de orejas y bigotes, y no precisamente de gatos.